El sector asegurador argentino atraviesa una etapa de cambios y señales alentadoras, tras años de inestabilidad y desafíos acumulados. Desde la Asociación de Aseguradores Argentinos (ADEAA), cámara que nuclea 29 compañías nacionales y privadas de todo el país, reconocemos con satisfacción el rumbo que ha tomado la Superintendencia de Seguros de la Nación (SSN) en este último año y medio. Su gestión ha comenzado a ordenar aspectos centrales que hacen a la solvencia del sistema, como la revisión de capitales mínimos, la adecuación de reservas por siniestros pendientes y un esquema más riguroso para el cálculo del IBNR (Incurred But Not Reported). Son pasos necesarios y, en buena medida, compartidos por los principales actores del sector.
Nuestro lema desde la Asociación resume esta visión: “tarifas suficientes, reservas consistentes y un capital adecuado”. Estos tres pilares no son aspiraciones teóricas, sino condiciones indispensables para sostener un sistema que protege vidas, bienes y actividades económicas en todo el país.
Asignaturas pendientes. Pero aún con estas mejoras regulatorias, no podemos soslayar un problema estructural que compromete la competitividad y sostenibilidad del mercado: la elevada carga fiscal que soporta el sector. En particular, los efectos financieros del IVA se han convertido en un verdadero obstáculo operativo. Hoy, las aseguradoras deben tributar este impuesto al momento de emitir una póliza, no cuando efectivamente se factura o cobra. Este desfasaje genera tensiones de caja injustificadas y compromete la salud financiera de las compañías, especialmente en contextos inflacionarios o de baja en la actividad
Desde ADEAA promovemos corregir este desajuste: que el IVA se tribute en el momento de la facturación efectiva, como corresponde a una lógica económica sana. La iniciativa está en debate y esperamos que encuentre eco en los ámbitos legislativos correspondientes. En un momento en que se plantea una reforma tributaria, sería oportuno considerar también esta corrección.